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Los huertos compartidos son una serie de acuerdos entre propietarios de terrenos o huertos para el cultivo y un agricultor por una duración mínima de un año que puede ser renovable.
Los huertos compartidos es una forma de poner en contacto a ambas partes, los propietarios de terrenos y las personas que estén interesadas en cultivar o explotar un terreno por un tiempo determinado.

El origen de los huertos urbanos ya se remontan a la Segunda Guerra Mundial en Estados Unidos, donde se comienza a usar este sistema para el cultivo de alimentos, este sistema llegó a generar el 40% de los alimentos.
Se trata de una forma de ayudar a las personas que quieren cultivar sus propios alimentos, como pueden ser verduras, hortalizas, etc. y a su vez conectando a aquellas personas que puedan disponer de terrenos apropiados con las que necesitan esa tierra para cultivar.

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¿Cuáles son los beneficios que aportan los huertos urbanos?
Beneficio social y terapéutico: ya son muchos los especialistas que coinciden en señalar los beneficios que pueden tener los huertos urbanos con fines terapéuticos y sociales para muchas personas con problemas de salud. Es por eso que ya en muchas ciudades se reservan parcelas para personas con problemas neurológicos o con alguna discapacidad o con algún tipo de exclusión social.

Un grupo muy habitual en el uso de este tipo de huertos urbanos son las personas que se encuentran jubiladas, es una manera de proporcionarles una actividad además de ayudarles a sentirse más satisfechos consigo mismos y así evitar posibles depresiones.

Como herramienta educacional: la gran mayoría de los niños que viven en las ciudades, e incluso muchos de los adultos, no saben de dónde proceden los alimentos, es decir, si les preguntas de qué forma se recogen unos calabacines no saben si proceden de una mata o de un árbol. Por eso son importantes este tipo de huertos urbanos en las ciudades, ya que es una forma de explicar a los niños en las ciudades de qué forma se cultivan los alimentos.

Ayuda a colaborar con el medio ambiente: se trata de una forma de colaborar con la protección del medio ambiente, ya que aumentando los espacios verdes en las ciudades ayuda a disminuir la temperatura ambiental en tiempos de calor. Es una forma también de aprovechar el agua de lluvia y reutilizar residuos urbanos. El reciclaje es una de los aspectos fundamentales de la Agricultura Ecológica.

Una forma de amar a la naturaleza: se trata de una forma de conocer, cuidar y amar a la naturaleza. Así conociendo la naturaleza nos ayudará a cuidarla y conservarla mejor.

 

Podemos definir a la Banca Ética como todas aquellas entidades que ofrecen productos financieros cuyo objetivo es crear una utilidad de carácter social, para ir más allá de la búsqueda del beneficio económico. Este objetivo social hace referencia a la rentabilidad social del capital invertido y a la responsabilidad social del inversor.
La denominación más habitual para este tipo identidades financieras es la  Banca ética, se trata de un nombre controvertido, ya que la denominación de Banca ética, nos hace entender que la banca tradicional, actúa en contra de la ética.

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En España existen diferentes iniciativas de Banca Ética y todas ellas tienen como característica rectora la transparencia, la financiación de proyectos con impacto social y medioambiental positivos y la no intervención en actividades especulativas, aunque difieren en la forma de toma de decisiones y en el grado de vinculación y participación de las personas.

Se trata de una alternativa a la banca tradicional que opera con un único objetivo, el económico. La Banca Ética hace compatible la rentabilidad económica con el respeto de los derechos humanos y el medio ambiente.
Además invierte únicamente en proyectos con valor añadido para la sociedad desde el punto de vista social, medioambiental, cultural, educativo, etc. facilitando a sus clientes que puedan saber dónde se invierten sus ahorros.

¿Cómo nace la banca ética?
Banca Ética nace para poner en práctica la idea de un banco colaborador como punto de encuentro entre los ahorradores que comparten la exigencia de una más que consciente y responsable gestión de su dinero y la iniciativa socio-económica que se inspira en los principios de un modelo de desarrollo humano y social sostenible.

Principios en los que se basa la banca ética:
Los principios que han llevado a la creación de Banca Ética, y que diferencian y caracterizan su actividad cotidiana son:
El crédito, en todas sus formas, es un derecho humano.
Los ahorradores tienen derecho a conocer cómo se está utilizando y destinando su dinero, a qué proyectos, empresas o ideas está financiando.
Los recursos económicos deben crear una utilidad social: creando empleo, ayudando a la inserción sociolaboral de personas excluidas, apoyando procesos productivos limpios… etc.

La eficiencia y la sobriedad son componentes de la responsabilidad ética.
Las entidades financieras que promuevan fórmulas financieras alternativas no deben centrarse únicamente en la recuperación de las cantidades prestadas o invertidas, sino también realizar labores de apoyo en la medida de sus posibilidades.
Los recursos económicos deben invertirse en proyectos viables, de manera que no se incurra en pérdidas que defrauden las expectativas de los/as ahorradores/as o mermen la capacidad de reutilización de tales recursos.

Tipos de productos bancarios que ofrece la banca ética de contenido social son:
Las libretas de ahorro solidario
Las tarjetas de crédito solidarias
Los bonos solidarios
Los préstamos solidarios
Los fondos de inversión solidarios.

También se incluye el microcrédito, ya que pertenece al ámbito de los instrumentos financieros de carácter social aunque, se ofrezca también como producto dentro de la banca tradicional.