Los cipreses son árboles propios de regiones templadas y son muy conocidos por su cultivo como árbol ornamental. Uno de los lugares donde podemos encontrar cipreses son los cementerios. Pero, ¿por qué hay cipreses en los cementerios? Realmente, existen muchos símbolos históricos en los cementerios como los que podemos encontrar escritos en las lápidas de las tumbas. Las plantas también pueden formar parte de esta simbología y aquí es donde aparecen los cipreses.
Los cipreses son árboles peculiares. Puede llegar a alcanzar los veinte metros de altura sin llegar a superar los dos metros de diámetro. Tienen larga vida, superando en algunos casos los 300 años y son muy resistentes a distintas adversidades climáticas como la sequía, las heladas, el frío o el viento. Además de plantarse cerca de templos y en cementerios también es usual en jardines y como pantalla en carreteras. En Asia y en Europa el ciprés es un árbol muy vinculado a templos y lugares religiosos.
No sólo los símbolos históricos del cementerio aparecen en las lápidas, sino que ciertos árboles tienen significados simbólicos. La simbología del ciprés se vincula fundamentalmente a la muerte y a la inmortalidad. Quizás la gran longevidad de este árbol es lo que lo vincule al símbolo de la inmortalidad. El fuerte olor del árbol también refuerza su simbología. En la historia funeraria se hace referencia al ciprés como un árbol que ayudaba a las almas de los muertos a elevarse hacia el cielo.
Pero sobre todo es la historia que hay detrás de este árbol. Fue muy usado en las épocas antiguas de Griegos y Romanos como parte central de sus jardines. Por ejemplo, los griegos lo valoraban como belleza femenina además de emplearlo en actividades funerarias. En la Antigua Roma se enterraba a los muertos con ramas de ciprés. Incluso en la Biblia se recogen referencias a este árbol, como elemento para la construcción del Arca de Noé o en la del Templo de Salomón. Las puertas de la Basílica de San Pedro en el Vaticano están construidas con madera de ciprés y han resistido el paso de cientos de años.
Una de las aplicaciones menos conocidas del ciprés es su uso medicinal, especialmente para las enfermedades del aparato circulatorio.
Los cipreses forman parte del paisaje de los cementerios desde hace miles de años y todo apunta a que su fortaleza y resistencia harán que sigan presentes durante mucho tiempo.
Existen costumbres por las que nunca nos hemos llegado a plantear por su origen. Por ejemplo, una de ellas es el hecho de que los entierros bajo tierra sean a 2 metros de profundidad. Según distintos estudios, todo comenzó con una plaga. El origen de enterrar a los muertos a 2 metros bajo tierra nace con un brote en la Inglaterra del año 1665. Por entonces una plaga con alta mortalidad, con miles y miles de muertos a la semana en Londres, empujó a que se desarrollase una norma y recomendación por la que “todo sepulcro tendrá al menos dos metros de profundidad”. El objetivo era sin duda evitar nuevas infecciones y detener la mortífera plaga. Además, esta norma iba acompañada también de la exigencia de no abrir ningún sepulcro antes de un año de realizarse el entierro. Esta ley finalmente cayó en desgracia tanto en Inglaterra como en sus colonias durante muchos años.
Curiosamente, en el siglo XIX con el impulso de las investigación científica y médica, surgió un aumento del robo de cadáveres para venderlos a investigadores. Por ello, muchas familias solicitaban que sus familiares fallecidos fueran enterrados a mucha profundidad para dificultar el trabajo de los ladrones.
Actualmente la propagación de enfermedades a través de los cadáveres es muy poco probable. Esto se debe en parte al tratamiento y técnicas de embalsamiento que se aplican a los cadáveres, y también a las medidas higiénicas que se establecen en todo momento. Por esto, ya no se aplica de forma tan rigurosa aquella norma de enterrar dos metros bajo tierra.