En primer lugar definamos el concepto de trueque: este consiste en intercambiar sin el uso de dinero, productos y servicios basado en la satisfacción de necesidades más que en la búsqueda del lucro personal.
Por tanto se trata de un intercambio de bienes materiales o servicios por otros objetos o servicios. El trueque ha sido una actividad ancestral, practicada por todos los pueblos primitivos, podemos decir que nuestros antepasados basaban toda su economía en el trueque.
El trueque permitió a los primeros asentamientos humanos dar el siguiente paso y crecer hasta convertirse en poblados.
El trueque presenta varias limitaciones desde un punto de vista del desarrollo económico y la primera es que resulta necesario encontrar a alguien que quiera intercambiar lo que nosotros buscamos por lo que él ofrece. Como respuesta a éste problema surgen las casas y mercados de intercambio en las que bastaba con depositar la pieza para que ellos se encargasen de llevar a cabo el trueque. Y a partir de aquí surge otra de las principales limitaciones, el poder calcular el valor exacto de las cosas que vamos a intercambiar.
En respuesta a este problema empezaron a surgir diferentes unidades de medida hasta el nacimiento de las monedas. La sal, debido a sus propiedades para conservar los alimentos, fue una de las medidas más utilizadas. Cuando surgen las monedas el trueque se convierte en comercio y posteriormente dio lugar a los primeros sistemas económicos ‘modernos’.
El trueque ha llegado a nuestros días y sobretodo es en épocas de crisis cuando revive como una forma de ahorro, ya que no implica ningún gasto monetario. Es algo que no sólo practican los particulares sino que existen empresas que promocionan el trueque o bartering como fórmula para hacer negocios y abaratar costes.
Actualmente el trueque es el sistema económico que está triunfando en internet, ya que facilita el intercambio de objetos, servicios o tiempo sin coste alguno de dinero. Resulta paradójico cómo el sistema más avanzado del mundo y el más antiguo se han unido a consecuencia de la crisis.
Es una forma de deshacernos o conseguir objetos como ordenadores, ropa, e incluso necesidades no materiales, como aprender idiomas. En los últimos años este tipo de servicios y de páginas web se han ido multiplicado en la red.
Javier Fernández, es uno de los fundadores de una página de este tipo: Truequi.com.
Algo a destacar en este tipo de portales es que no solo consiste en intercambiar cosas materiales, sino que también se pueden intercambiar otro tipo de servicios. Así podemos decir que nace una nueva moneda de cambio: el tiempo. Una de estas páginas de intercambios donde el protagonista es el tiempo es: Kronoos.com